El precio del siniestro viene marcado por el propio siniestro y no es el reparador el que le imputa un coste a su consideración, cada siniestro vale lo que debe valer independientemente de quien sea el reparador que intervenga.
Esta es la máxima y el objetivo principal de nuestra auditoria, la factura final debe ser un fiel reflejo de lo que era el siniestro en el momento en que ocurre y los daños que de él se derivan.